¡Qué manera de sufrir por Dios! Eso es lo primero que hay que decir. Lo segundo, que Bravo se rehabilitó y en gran medida, este punto es suyo, gracias a sus tapadas -tapadones mejor dicho- y a su actitud, esa sensación de seguridad y templanza bienvenidas en un partido
chido como este.
Chile empató jugando bien. Nos regalaron el penal, pero alguna vez que nos toque. Aparte de eso, insisto, se jugó bien. Droguett, Matías (para qué decir Villanueva) y el mismísimo Marcelo Salas, la insignia de esta camiseta, el último prócer del fútbol chileno, el único que queda de aquella generación gloriosa de Francia 98 y que reverdeció laureles en el Centenario (se puso nervioso para patear el penal, ¿se fijaron? Ja!).
Un párrafo para Bielsa, para su trabajo y su dedicación: Se puede. Jugadores hay y mientras más pase el tiempo, más se notará la mano del DT. Lo suyo es profesionalismo puro. Es cierto, a veces se podrá criticar exceso de celo y hasta de tecnicismos, que los mismos jugadores se enredan con tanta orden y tanta instrucción. Da lo mismo, les robamos un puntito (un tremendo punto) a los uruguayos en casa y, cuando llegue la hora de sacar cuentas, nos vamos a acordar de esta sufrida tarde en Montevideo.
Finalmente, un tirón de orejas para Vidal. Un tremendo jugador, polifuncional y con carácter. Lo malo es que ese mismo temperamento le pasa la cuenta y por eso se ganó una amarilla fatal pensando en el partido del miércoles. Ojalá siente cabeza y rectifique.
La última es para las transmisiones de TV. Vi un tiempo en cada canal. En uno el relator es un asco y en el otro el comentarista ídem (no es necesario especificar ¿o sí?).
¡Viva Chile mierda, nos vemos el miércoles en el Nacional!
Notas: La Tercera, Cooperativa, EmolFoto: APEtiquetas: Clasificatorias Sudáfrica 2010, Fútbol