Hoy, 21 de marzo de 2008, estoy de cumpleaños. Cumplo 32 (uf!) y mientras hablaba con Andrés, mi amigo y compañero de trabajo sobre el tema (él cumple años mañana) le decía sobre esta especie de tara o trauma que tenemos los educados en colegios católicos.
Pasar doce años de tu vida, retiros espirituales mediante, dándole a la misma cantinela de siempre al final del día te deja algo ¿no? Crecí mientras en la radio, en los diarios y para qué decir en la tele (no había cable por ese entonces) este día era algo más que un asterisco en la programación habitual. Era un día de retiro, de reflexión y, sobre todo, de penitencia. Cundía un ánimo medio raro.
Hoy, con Internet y la tv por cable en todo su esplendor, la situación claro que es diferente, pero sigue siendo. No sé si me explico bien, pero es difícil llegar y -como le decía a una compañera de oficina- tirar la casa por la ventana en un día como hoy.
No estoy diciendo que le tenga miedo a que al día siguiente amanezca un rayado profano en mi puerta, pero casi. No sé, como que tengo metido en el disco duro que este día es más de reflexión que de celebración y, hasta donde me acuerdo, es la primera vez que me pasa que mi cumpleaños cae en viernes santo.
Por lo demás no está tan mal eso de ponerse a pensar. Mirarme los pies, ver dónde y cómo estoy parado nunca vendrá mal y la circusntancia que sea justo el día de mi cumpleaños como que lo hace mejor aún.
En fin. Tal vez como regalo de cumpleaños Bielsa ofrecerá una de sus habitualmente extensas conferencias de prensa en la sede de la ANFP. También me tienta el cine, la exposición de los cuerpos que aún no he podido ver... O, mejor aún un llamado inesperado, de esos de última hora y listo. A celebrar se ha dicho...
Etiquetas: Yo