Falta una semana para el inicio de los
Juegos Olímpicos de Beijing y a través de su habitual
columna de los viernes, Sergio Paz vuelve a poner el tema sobre la mesa ¿Qué tema? Pues el que le da el título a este post: la cobertura mediática de la competencia deportiva.
Paz personifica su ¿ataque? en el periodista Juan Cristóbal Guarello, uno que se fogueó -al más puro estilo Lagos- apuntando con el dedo a los dirigentes de Colo Colo en
CHV, pero que ahora -en
TVN,
ADN y el propio
Mercurio- está mucho más mesurado. En fin. Escribe Paz
Parten las Olimpiadas de Beijing y, mañana y tarde, estos señores van a tratar de hacernos creer que de verdad les interesa el remo (¿existe el remo, Juan Cristóbal?), el piragüismo (¿existe el piragüismo, Juan Cristóbal?), el sóftbol, el tenis de mesa. ¿O hay que decir ping-pong, Juan Cristóbal?Hasta ahí todo ok, problema de ellos. Lo malo es cuando Paz apunta a la bandada y, mucho peor aún, dispara:
Lo que me enferma, es que estos señores (los periodistas deportivos), los mismos que tanto daño le hacen al deporte, ahora se compren esas camisas Mao que cuestan menos de una luca en China y se paren frente al país defendiendo, justamente, lo que día a día destruyen.
Stop, stop, pare, pare. No pues compadre. Ahí no. Nombres y apellidos, medios incluso, pero así
periodistas deportivos no. Yo, mal que mal, me siento eso, un periodista deportivo (al menos
trabajo como tal) y me puedo jactar de haber cubierto deportes como hockey, automovilismo, motocross, rácquetball, squash, kitesurf -¿sabes lo que es kitesurf Paz?-, snowboard, ski y si hablamos de los chilenos en Beijing, pues ahí están las revistas: Desde el año pasado que soy el responsable de la sección específica, un lujo no sólo para los deportistas que pocas veces se sintieron tan importantes, sino, fundamentalmente, para los lectores.
Si hay algo que me carga es que se critique sin fundamentos, sin el mínimo conocimiento. Le pongo la firma a la frase
el periodismo deportivo chileno es mediocre, pero eso no significa que todos los periodistas que trabajamos en deportes lo seamos. Hay diferencias y yo por lo menos me encargo de marcarlas cada vez que puedo. Que el tipo que tiene el privilegio de aparecer en pantalla o, más aún, que tiene el privilegio de viajar a Beijing para decir puras pavadas es problema suyo y no mío. Por lo demás, esperemos que se inicie el bombardeo mediático de rigor y después hablamos. Como se suele decir en estos casos, la gente no es tonta y de seguro premiará a quienes lo hagan mejor con su sintonía. Yo por lo menos tengo bien claro qué canal voy a poner, qué radio voy a escuchar, qué diario voy a leer y, huelga decirlo, qué revista compraré.
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