Conocí a Kafú, a Luis Reyes Reyes, en los patios del Campus Oriente de la PUC. Yo estudiaba letras y él, bueno, él se juntaba con otros alumnos de una generación anterior, alumnos entre los que se contaba Roka Valbuena, el autor del reportaje "El Rey de Providencia" en la revista Paula de esta quincena.
Kafú no tiene buen aspecto y tampoco buen olor, pero es sólo el envoltorio. Por dentro es un buen chato, un tipo que mereció otra suerte y no tener que vivir debajo de los puentes, espantando a los guarenes que se escapan del Mapocho.
Cuando estudiaba periodismo y hacía mi práctica en TVN (piso 22 de la Torre Santa María) pasaba regularmente por el puente de Pedro Valdivia Norte. Entonces, cuando la profesora de periodismo televisivo nos pidió un perfil, pensé en él, en Kafú.
Le dejé varios papeles en la entrada de su ¿casa? y cuando habíamos perdido las esperanzas y empezábamos a buscar otro personaje, me llamó desde un teléfono público. El trabajo fue uno de los mejores del curso y hasta ganó el tercer lugar en un concurso municipal. ¿El premio? $100.000 que repartimos en partes iguales, incluyendo a Luis, aunque a él no le dimos ni un solo peso, le compramos una guitarra para que cantara en las micros.
Hace poco, un par de semanas atrás, me lo volví a encontrar en Providencia (a la salida de Falabella Nueva de Lyon). Nos abrazamos como de costumbre ante la mirada extraña de las pitucas de turno. Le deseé suerte y nos despedimos.
Hoy, en la Paula 964, aparece un reportaje sobre él. Me entero que terminó cuarto medio y que un empresario, el papá de uno de los tantos amigos que conocíó por vivir como vive, le ofreció trabajo como nochero.
Ojalá, estimado Kafú, que todo esto sea el despegue definitivo de tu vida. Ojalá.
PD: No creo que cometa una infidencia, por el contrario, creo que lo hará feliz
recibir sus mails.
*FOTO: Lorenzo Moscia (Revista Paula)