Hace poco más de un año, contagiado por la fiebre que a varios contagió, me inscribí en esta suerte de campaña ciudadana que buscaba llevar a Michelle Bachelet hasta donde está ahora, la Presidencia de la República.
Sin embargo, al poco andar e igual que varios, me desilusioné. Me di cuenta que la maquinaria partidista lo cubre todo, que por mucho que se hable y haya hablado del famoso gobierno ciudadano, no hay tal. Incluso, la misma Bachelet se encargó de darle el tiro de gracia (no creo que haya sido necesario, pero en fin, se lo dio) en una entrevista para El Mercurio.
De aquella fugaz y pseudo participación sólo queda un newsletter que desde hace varios números atrás, marqué para que pasara directo a los elementos eliminados y no a la bandeja de entrada. Pese a ello, igual lo ojeo antes de borrarlo definitivamente. Menos mal.
Hoy, Andrés (así se llama el firmante) parte diciendo que
"A pesar del esfuerzo constante de diversos actores por evitar la marcha del Gobierno en la realización del contenido del Programa, ello no ocurre. Desde luego, es de lamentar que personas que han ocupado relevantes cargos políticos se hagan (sospechosamente) protagonistas de tal operación" en clara referencia a las palabras de Schaulsohn, Boeninger y ayer domingo no más, de
Gonzalo Martner.
El texto cierra con una alusión a las bajas decretadas por el ejército, a propósito de la muerte de Pinochet y el par de declaraciones que todos conocemos. En concreto, Andrés señala que
"Un oficial debe controlar sus emociones, cualquiera sean las circunstancias, sino no está en condiciones de ejercer las funciones que desempeña. Al mismo tiempo, lo mismo cabe exigir a todos nosotros, aunque no estemos sujetos a tales prohibiciones legales. La teatralidad histérica no conduce a nada positivo, venga de donde venga. La sobriedad y la buena educación siempre son bienvenidas".
Destaco en negrita la frase del título porque si se está hablando de lo que se está hablando, no me parece que sea digno de descalificar así como así. El caso, creo, amerita la máxima preocupación de todos los actores, oficialistas y de oposición y de ninguna manera, este tipo de desperfilamientos. No sé a ustedes, pero a mí me cae mal todo esto. No quiero ser pájaro de mal agüero, pero... Pero se vienen días difíciles para el gobierno y, bien lo sabemos, los presidentes no se toman vacaciones.
*ILUSTRACIÓN:
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