MI ÚLTIMA VEZ EN INTEGRAMÉDICA
Published sábado, marzo 03, 2007 by Jorge Enrique Díaz Pérez | E-mail this post
Vengo llegando del doc. Una gastroenteritis aguda me obligó a acostarme en una camilla y a decir AHHHH mientras el
matasanos posaba un palo de helado sobre mi lengua. Volví a sentir un estetoscopio sobre mi cuerpo después de no sé cuántos años.
El tema es que estoy caliente (y no tengo fiebre). Estoy enojado por el trato y la atención de
un centro médico que parece mall pero que funciona como almacén de barrio (con el perdón de los almaceneros).
Llamé para pedir hora con el especialista:
¿11:40 le parece? Dijo la tipa que me atendió por teléfono y respondí
Ok. La tomo. Y llegué, clavadas las 11:40 horas en mi reloj (quienes me conocen pueden dar fe de mi puntualidad). Primera sorpresa: Tomar número y responder las mimas preguntas que respondí por teléfono (qué previsión tiene, cuál es su teléfono de contacto) al tipo del mesón. Partimos mal.
Y digo partimos porque después de ello, y mientras mis tripas sonaban como matraca, el secretario me dice
Ya, pero va a tener que esperar porque el doctor está atrasado y hay dos pacientes antes que usted. ¡Plop!
¿Para qué sirve llamar para pedir hora entonces? Respondí.
Abajo, en el quinto piso está administración y ahí está el libro de reclamos...No sé cómo les irá a ustedes con esto de los doctores y eso. Yo sé que a
Integramédica no vuelvo más y si puedo hacer que alguien más me siga, mejor. Cada día echo más de menos a mi pediatra, al tipo que casi con sólo mirarme sabía lo que tenía y qué remedios me hacían bien (¡Grande Escobari!)
PD: Obvio que reclamé y dejé constancia del hecho. Espero respuesta. Y para que no se diga que disparo a la bandada, el atrasado de turno es el
Dr. Edmundo Iván Aravena Torres, un licenciado que me recomendó tomar
Chamito, esa onda...
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