Que el fútbol es un bálsamo (o una cortina de humo, según se mire) para la política bien se sabe. Ejemplos sobran y uno de los más cercanos lo tuvimos acá, al lado, con el Mundial de Argentina 1978 en plena dictadura de Jorge Rafael Videla.
Hoy es el turno de una nueva Copa América y el gobierno Chavista ya mostró la hilacha con la compra masiva de entradas para evitar así protestas públicas en su contra ¡en pleno partido!
¿Las consecuencias de este truculento accionar? Mercado negro, reventa y, sobre todo, una pésima imagen hacia el exterior (los venezolanos ya tienen una opinión formada al respecto).
Es lógico que Chávez quiera, como buen patrón de fundo, lucirse. Hacer gala hasta la fanfarronería de su fastuosa inversión. El problema es que, como se vio en los programas deportivos del fin de semana, mientras se gastan millones de dólares en estadios cuyo uso posterior a la copa es dudoso, la gente -en Puerto Ordaz por ejemplo- sigue transportándose como animales (no somos los únicos).
Ojalá que el fútbol, pese a las ausencias de figuras como Ronaldinho o Kaká, ocupe su lugar y deje atrás, bien atrás, todo esto que, al final del día (como dice Lagos Weber) es accesorio. Lo importante es la pelotita ¿no?
FOTO: AP
Etiquetas: Copa América, Fútbol
- I'm Jorge Enrique Díaz Pérez
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