El
asesinato de Diego Schmidt-Hebbel no ha dejado a nadie indiferente. Desde un principio y que en pleno corazón de Providencia -según La Red, para agregarle dramatismo a la cobertura de su programa Hoy, el barrio alto- mataran a una persona de un balazo en el cuello era como para quedar sorprendido. Y así no más fue.
Que el hecho golpeara a una familia bien, contactada con altas autoridades y ex ministros incluso, le agregó otro ingrediente a la cazuela noticiosa. Más aún, la pronta captura del inculpado y su inverosimil versión sobre el incidente, daban claras cuentas de que algo más que un simple robo se escondía detrás del hecho.
Efectivamente, tras una segunda declaración ante el fiscal,
José Ruz Rodríguez confesó que fue una tía de la polola -motivada por una supuesta disputa económica con su hermana, la mamá de María Belén Molina- la que mandó (se habla de $500.000) a matar a Agustín Molina, papá de la polola del fallecido Diego Schmidt-Hebbel. Uf!
El asunto es que esta mañana
En Boca de Todos, a cargo de Iván Valenzuela,
entrevistó en exclusiva a los padres del joven ingeniero asesinado. Aquí me quiero detener porque si bien es cierto se trata de un acierto o golpe periodístico, la sesión -en sí misma tensa e incómoda- no logró arrojar mucho aporte al debate salvo lo que ya habían sostenido, es decir, que se debe reformar la ley para sancionar más duramente este tipo de delitos (yo por lo menos, lo interpreto como una vuelta a la pena de muerte).
Claro, encerrados en el dolor de una pérdida irreparable, Klaus Schmidt-Hebbel y Greta Niehaus no son buenos entrevistados... Es decir, lo son, pero no se pueden sacar muchas conclusiones o al menos unas válidas de sus dichos porque su estado, emocionalmente hablando, no es el óptimo.
En ese sentido, y acá mi crítica a un programa serio y destacadísimo por su aporte al debate nacional en todos los ámbitos, se comete un error de procedimiento por llamarlo de alguna manera, al realizar dicha entrevista. Incluso más, un periodista respetado y de prestigio como Iván Valenzuela se vio, ineludiblemente expuesto por cierto, a caer en la pregunta simplona y hasta desubicada, ante un par de padres que -achaquémosle parte de la culpa también- expusieron su dolor sin tener mayor necesidad de hacerlo.
Lo peor de todo, y con esto termino, que como es TV, la entrevista estaba 'adornada' con imágenes de la pareja de pololos, la típica canción lenta (Pedro Aznar si no me equivoco) que te hace encoger el nervio y, por qué no decirlo, soltar uno que otro suspiro.
No sé, yo por lo menos creo que en este tipo de casos debe imperar el pudor por sobre el interés de ganar unos cuantos puntos de rating por la nota. Sé que estoy equivocado, pero tenía que decirlo... Dejo el debate sobre la pantalla.
Foto: EmolEtiquetas: Actualidad, Medios, Yo