LO VÁSQUEZ
Published martes, diciembre 09, 2008 by Jorge Enrique Díaz Pérez | E-mail this post
Cada quien vive su fe -si es que la tiene, claro está- como quiere, pero no deja de ser llamativo que año tras año tengamos que ver las mismas escenas de siempre, es decir, sacrificios que rozan en el autoflagelo, penitencias que muy poco o nada tienen que ver con el sentido profundo de la caridad y el amor divino.
Lo peor de todo es que los protagonistas son casi siempre los mismos, es decir, personas que lamentablemente no gozan de muy buena educación que digamos -me refiero en términos formales: enseñanza básica, media o superior- y que por eso mismo tal vez, creen (y vaya que está bien utilizado el verbo) a pies juntos que mientras más dolor mejor.
Todas estas demostraciones son matizadas por las mismas declaraciones públicas de parte de la iglesia, llamados en oídos de sordos tendientes a no exagerar en el nivel de penitencia o de sufrimiento a la hora de llegar al templo.
Para ponerle la guinda a la torta, la celebración se convierte en un veranito de San Juan para comerciantes y turistas que aprovechan el festivo para cualquier cosa menos para reflexionar u orar.
No sé, no deja de conmoverme que año tras año sigamos en la misma parada, que nadie sea capaz de ordenar un poco el asunto y, aceptando que haya un legítimo interés en demostrar su fe, esas demostraciones no terminen siendo una causa de sufrimiento y dolor.
Foto: EmolEtiquetas: Actualidad