Los micreros son muy especiales. Recuerdo la Pedro de Valdivia Blanqueado, la 3G, que pasaba por Macul con Rodrigo de Araya, por fuera del San Marcos y llegaba hasta cerca de mi casa en La Florida. Pasaba tarde mal y nunca y de ahí a que parara en la esquina era otra cosa. En fin, si lograba subirme, podía leer (cuando las leyendas como "Sin Aceite no" me lo permitían) la frase:
¡Escolares de pie! Y el muy maldito del chofer, aunque la máquina como ellos le dicen a la micro, estuviera vacía, nos obligaban bajo amenaza de bajarnos, a estar de pie.
Ok, con el tiempo crecí, avanzaba a cuarto medio y no voy a negar que pegué chicles y rayé asientos. Lo hice, como una venganza a tantos años de malos tratos. Y no me arrepiento de haberlo hecho.
Ya en la U, no como ahora que todo se hace por Internet, tenía que llenar un formulario de papel para conseguir el pase, pagar cerca de seis mil pesos y esperar casi dos meses para tener el cartón plastificado o, después, una de las primeras tarjetas de plástico que tuve a mi nombre.
Los micreros, empresarios del transporte como les gusta que les llamen ahora, se aprovecharon del pánico y salieron con los impresentables e inolvidables,
raspe-pases (Los videos se ven). La misma tarjeta de plástico que el año pasado, pero cubierta por una capa de pintura negra, mal pintada por cierto, que dejaba ver a otro beneficiario al reverso. ¡Plop!
¿A dónde voy con toda esta cháchara? A reclamar porque los muy patudos de los micreros, los mismos que con una
choreza digna de mejor causa atravesaron sus máquinas
bloqueando Santiago toda una mañana, ahora están reclamando porque el pase es de uso ilimitado, de lunes a lunes, día y noche.
Me parece el colmo que un gremio que históricamente ha maltratado a los escolares
pretenda salirse con la suya una vez más bajo amenazas y matonerías propias de la era de las cavernas. No señores, los jóvenes de verdad salen cada vez más de casa para ir a estudiar o, incluso a trabajar y eso es un derecho que les debemos respetar.
Por último, el porcentaje de escolares que transportan versus el porcentaje de pasajeros no escolares es ínfimo, menor. Además, en comparación con el mismo servicio en otros países, acá la tarifa es extremadamente alta. Incluso más, por si no se han dado cuenta, el transporte de pasajeros es un servicio y si no les gusta o si les parece mal negocio, pues cámbiense de rubro, pero no jodan más con la misma cantinela de siempre.