LLUEVE SOBRE LA CIUDAD Y...
Published jueves, mayo 31, 2007 by Jorge Enrique Díaz Pérez | E-mail this post
Cruzar la calle parece competencia de salto largo. Hay quienes están para récord y otros no. También hay otros que están para ir al costurero, a reparar aquel inefable tajo provocado por la excesiva apertura de piernas en el acto.
Señora. Usted que viaja en micro, que se sube con bolsas, guantes y bufanda. Procure que su paraguas esté en óptimas condiciones. No vaya a ser cosa que se le abra dentro del microbus. Dicen que es mala suerte.
Señor automovilista. Usted que goza de la fortuna de viajar calentito y cómodo dentro de su vehículo, no se mofe ni hiera el orgullo de los que usamos el transporte público al pasar por los paraderos. Con el agua de la lluvia basta y sobra.
Señor peatón. Usted que camina campante con su paraguas y muchas veces con los audífonos en la oreja, sea cuidadoso con la manipulación del elemento protector de la lluvia. Recuerde que tiene puntas, a veces muy filosas y anchas, y que gente como usted, también tiene derecho a transitar por la calle.