Las palabras del canciller Foxley no hacen más que ratificar una ancestral costumbre nacional. Tan ancestral que data desde la fecundación misma de nuestra patria con aquella acta de la primera junta nacional de gobierno, organismo que increíblemente, juró fidelidad al monarca español (Fernando VII, detenido por José Bonaparte) al mismo tiempo que insinuaba la independencia nacional.
Por otra parte, la repercusión mundial del parelé que le hizo el rey a Hugo Chávez se entiende desde la empatía que genera algo que muchos han querido hacer (partiendo por un grupo de venezolanos por cierto) pero que pocos se han atrevido a materialilzar. En esta pasada, creo, ganó S.M.
Etiquetas: Actualidad, Internacional
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