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Van a los programas de TV y no tartamudean. Emplazan a las autoridades, desde la Presidenta para abajo, sin pelos en la lengua y con los puntos sobre las íes. Gritan, pintan panfletos, se toman la calle pero después van y barren la vereda y hasta exponen en
los diarios del domingo sus puntos de vista: Son los cabros chicos gritones o los neorebeldes.
Suman y siguen. Los
colegios tomados o en paro suben como la espuma. La onda se expandió desde la capital para llegar a regiones y, como lo han planteado sus voceros, ya se habla de un paro general para el próximo martes.
Los estudiantes piden, entre otras cosas, la
PSU gratis, el
pasaje escolar gratis y de uso ilimitado, además de reformas a la
Ley Orgánica Constitucional de la Educación, LOCE, y también, de paso, aprovechando la pasada, el término de la
Jornada Escolar Completa.
Dicen ellos que con la
plata del cobre alcanza y capaz que sobre. Pero la cosa no es tan sencilla. Vamos por parte.
Me pregunto cuántos de los que hoy se llenan la garganta de gritos de igualdad y democracia
están inscritos o piensan estar inscritos en los registros electorales. Me pregunto también, con qué derecho anteponen sus demandas (que pueden ser justas y plausibles) por sobre otras, de otros grupos sociales como pensionados, trabajadores, cesantes, empleados fiscales, etc.
Para colmo, como se puede concluir al observar con atención los medios, los cabros chicos gritones
le mandan saludos a la mamá a través de los carteles; se engalanan para recibir a las chiquillas del liceo del frente en la toma y, lo más patético de todo,
no son capaces de saltar la reja para tomarse el colegio y, cuando están heridos, le piden ayuda a carabineros. No señor.
Creo que el efecto imitador, en esta suerte de competencia por el que aparece más en la tele, al colegio que pescan más los medios, es el principal impulsor de este movimiento, que dicho sea de paso, está sospechosamente contaminado por algunos grupos políticos, como los
profesores y
otros.
Para muestra un botón. El Liceo 7 de Providencia, en la esquina de Monseñor Sótero Sanz con Providencia, ayer miércoles protestó y se declaró en paro. Habló el ministro
Zilic y depusieron la protesta. No obstante ello, hoy en la mañana, a eso de las 07:30, en una asamblea extraordinaria (me pregunto cuál habrá sido el quórum de ésta) volvieron a declararse en paro indefinido. Léase "indefinido" con ése tono politicón, que en instancias como paro de trabajadores de la salud por ejemplo, verborrean los respectivos líderes.
Lo he planteado en
otros blogs y ahora lo reafirmo. Creo que estamos frente a una generación, un grupo de jóvenes, que no están acostumbrados al fracaso, a que les digan que no, que no se puede tener todo lo que se quiere. Lo he ejemplificado con la pataleta que más de alguna vez hemos visto en los malls, con el cabro chico que patalea y patalea hasta que le compran el helado o lo que haya querido.
Dudo que más de la mitad de los parados, protestantes o como se les quiera llamar sepa o entienda más o menos lo que está persiguiendo. ¡Si cuando las cámaras los enfocan se esconden o sacan esa sonrisa tímida como diciendo "me van a retar en la casa si me ven haciendo esto"! Por favor.
Foto:
La Tercera