Entrevista a Manuel Pellegrini: "Sí, me encantaría dirigir la Roja"¿Por dónde empezar? ¿Por la vergüenza? ¿Por la sensación de rabia? ¿Por la impotencia? Veamos.
Escuché la Cooperativa como casi siempre y no daba crédito a lo que estaban informando desde Venezuela:
Actos de indisciplina decían los enviados especiales y una especie de Deja Vu, de película ya vista (hace poquito no más) me invadió.
La camarera del hotel no ahorró comentarios y sin eufemismos habló:
"No puedo reproducir las palabras porque son muy feas, pero se comportaron mal. Le faltaron el respeto a la cocinera (...) Le preguntaron si alguna vez ella había hecho sexo con la boca, mientras a otras garzonas las invitaron a pasar a sus habitaciones".
Retrocedamos la cinta. ¿Por qué pasó lo que pasó? Acosta decidió darles la noche libre a los jugadores (regreso al hotel a las 5 AM) como gesto de buena onda tras la clasificación a cuartos de final. Los jugadores votaron para que en el
charter no viajara la prensa (premeditación) se fueron de farra y... A más de alguno, en vulgar chileno,
se le calentó el hocico y quisieron seguir de parranda (alevosía). Destruyeron muebles, ensuciaron paredes y, lo peor de todo, se comportaron como cabros chicos, como curados odiosos, no sólo con los psajeros del hotel, sino con los (las mejor dicho) trabajadoras del mismo. Impresentable. Por lo menos para jugadores profesionales, hechos y derechos como los que están en Venezuela (tal vez de los que están en Canadá se pueda entender mejor ¿no?)
¿Buscando culpables? El jefe pues, la cabeza, el líder, la persona que está a cargo, el capitán del buque y esa persona no es otra que Nelson Bonifacio Acosta López.
Esto no es nuevo bajo el mandato de Acosta. Pasó en Barinas, pasó en Dublin y ahora en Puerto Ordaz. Lo cierto es que, se lee de los hechos, los jugadores no respetan al técnico, no están comprometidos con la causa y por eso hacen lo que hacen (no los defiendo, ojo. Sólo me remito a la lectura de los hechos como un plantel de jugadores bajo las órdenes de un director técnico).
Acosta perdió bonos (si es que los tuvo) después de esto. Actos de indisciplina como los que ha vivido, no pueden suceder ¡y menos en una competencia oficial como la Copa América! Lo suyo (de Acosta) raya en lo amateur, en lo aficionado, en el manejo informal de las situaciones. De una vez por todas hagamos fútbol profesional.
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