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Published martes, agosto 20, 2013 by Jorge Enrique Díaz Pérez.
La jugada del Chepo Sepúlveda en el empate entre la UC y Audax Italiano abrió, sin querer queriendo, un sabroso debate sobre la legitimidad o, incluso, la validez ética de este tipo de recursos de última hora que pueden encasillarse bajo el amplio espectro del concepto foul táctico.
La patada de marras, con el 1 a 1 instalado en el marcador y con pocos minutos por jugarse, fue debida y correctamente sancionada por el árbitro: tiro libre para Audax y expulsión, una más en su currículum, para Sepúlveda. Hasta ahí todo bien. ¿No?
Hay quienes sostienen que la acción de Sepúlveda, quien -dicho sea de paso- entró en reemplazo de Tomás Costa, quien salió lesionado por otra patada de baja estofa- cuestiona la lealtad y puede traer consecuencias para la víctima del foul (ignorando, de paso, el riesgo implícito existente en cada falta e incluso en cada jugada, sin que necesariamente haya una falta de por medio).
Yo estoy en el bando contrario, al otro lado de la vereda. Muchas veces he gritado en el mismo estadio "Bájalo! Bájalo!" casi con el mismo entusiasmo y la misma pasión que un gol en los descuentos. ¿Quién no? Es parte del juego e, insisto, recae en el juez sancionar la jugada con la severidad que amerite cada caso.
Es más. ¿Qué pasa si la situación pone de protagonistas a un jugador de la selección chilena en un partido por clasificatorias, de esos que empiezan y terminan apretados como los que tradicionalmente se juegan en Montevideo o Asunción? ¿Me van a decir que permitirían que el defensa rojo deje escapar al rival para que enfrente mano a mano a Claudio Bravo? ¡No jodan!
Idealmente este tipo de acciones deben ejecutarse sin que causen consecuencias para la salud del rival (una mano como la de Suárez es el mejor ejemplo) y lo más lejos del área propia también, pero es una verdad del porte de una catedral que, sobre todo a este lado del mundo, se seguirán celebrando triunfos y hasta títulos (cito la final que ganó Everton a Colo Colo en Sausalito, con Nelson Bonifacio Acosta López, un viejo zorro en estas lides como DT) gracias a este tipo de recursos.
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La Tercera