Hace menos de un mes todos (literalmente todos, incluso los no chilenos gracias a la amplísima cobertura mediática del hecho) nos pavonéabamos con el rescate de los 33 mineros atrapados en la Mina San José.
Faltó espacio en las pantallas y tinta en las prensas para agregarle detalles a una noticia que, como era de esperarse en el año 2010, vivimos prácticamente in situ aunque estuviéramos en la comodidad de un bergere o de un box spring.
Nadie dejó de vanagloriarse de la exitosa operación -San Lorenzo creo que se llamaba- que terminó con los pobres mineros en sus casas, prácticamente sanos y salvos sin ningún rasguño.
Como era de esperarse también, el Presidente Piñera aprovechó la oportunidad subida desde la tierra (no vale decir caída del cielo) y se paseó por Europa con una serie de souvenirs del hecho.
Piñera henchía el pecho antes de pronunciar con un inglés impropio de su cargo la famosa frasesita:
Chilean Way.
Claro, lo que la máxima autoridad quería dar a entender con la cita no era otra cosa que una forma correcta, casi intachable, al borde de la perfección, de hacer las cosas.
Pasaron un par de semanas y a la vuelta de la esquina, en medio de una elección privada, la realidad se encargó de darnos el portazo en las narices. Auch!
Como es de público conocimiento,
Jorge Segovia derrotó a Harold Mayne-Nicholls y se convirtió en el nuevo presidente de la ANFP.
Aún no se apagan los estertores de la derrota y gracias a
una nota de El Mercurio, hay que decirlo Umaña, Oh sorpresa, nos enteramos de que la elección del nuevo presidente del fútbol chileno carece de legitimidad.
¿Dónde estuvimos los periodistas que colmamos la sede de Quilín como casi nunca antes para habernos dado cuenta antes de la irregularidad? ¿Dónde estaban o qué estaban haciendo quienes firmaron y con ese simple hecho aceptaron y validaron la candidatura de Jorge Segovia? ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Quién podrá defendernos?
Señoras y señores,
this is the real chilean way o, si lo prefiere,
welcome to the jungle.
Así son las cosas en Chile. Lloramos sobre la leche derramada, somos campeones mundiales a la hora de llamar comisiones investigadoras, mesas de diálogos y cachas de espadas... Verso, chamullo, palos blancos, que no se note, deja colarme en la fila, pasemos 2x1, blá, blá, blá...
Por lo demás, no sé de qué se extrañan tanto si las mismísimas elecciones presidenciales se llevaron a cabo mientras uno de los candidatos (el ahora Presidente) mantenía la propiedad de un canal de TV y de una línea aérea. Lo de la ANFP es un pelo de la cola. Creo yo.
Foto:
Marco Muga, ANFP