Los pingüinos están alzados otra vez. Los desalojos a través de la fuerza policial son la noticia del día y en el Liceo de Aplicación
la cosa fue ruda, violenta. Los del Barros Borgoño salieron del colegio antes que entrara carabineros y en el Nacional el desalojo fue pacífico.
Cristián Labbé (alcalde de Providencia y Coronel del ejército en retiro, valga la aclaración) ratificó las medidas contra los rebeldes del Liceo Lastarria suspendiéndoles la matrícula a quienes hayan sido sorprendidos en la toma y cerrándoles el año a los alumnos de cuarto medio. Incluso, en
un paso más allá, el alcalde señaló que estos jóvenes no podrán estudiar en ningún otro colegio de la comuna.
Esta mañana los afectados fueron a hablar con el alcalde, quien por supuesto no los recibió. En
Teletarde, el periodista entrevistó a uno de los afectados y este le respondió:
"Igual es un problema porque uno viene desde lejos a estudiar acá porque la educación es buena".
En la ingenuidad de la respuesta está, a mi juicio, el fondo del tema. Tal como dijo el intendente Barrueto (uno que se ha afirmado en el cargo) hace unos días, no todo lo que se pide se puede obtener a la primera y menos, si no se consigue, es legítimo pasar a llevar a la mayoría o al resto de la comunidad escolar en este caso.
Los
cabros chicos gritones, como los bauticé hace unos meses, están respondiendo al patrón que indiqué. Son taimados, amurrados y con demostraciones como éstas, desnudan una inmadurez pueril y hasta enfermiza (Max Mellado -ahora le gusta que le digan Max, no Maximiliano- salió en TV -Canal 13- con ropajes militares, chaqueta y gorro de camuflaje). Están pidiendo reformas a la educación, no que les pinten las murallas de otro color.
Párrafo aparte para la cuña del ex ministro Zilic, quien dijo que
"Con este nivel de educación técnico profesional, estamos estafando a los jóvenes" (Claro, decirlo ahora es fácil).
FOTO:
Emol