Un proyecto de ley, un mísero proyecto de ley, dio para encender las alarmas y sacar debajo de la manga, así como la última arma que le queda a Rambo, las amenazas de terminar con la concertación, dejando a un lado a los DC y al otro, a los Socialistas, PPDs y las demás derivaciones.
¿De qué se trata tan polémico proyecto, auspiciado por
Fulvio Rossi, Juan Bustos e Isabel Allende entre otros? Nada más ni nada menos que de legislar sobre la eutanasia (1. f. Acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él.
2. f. Med. Muerte sin sufrimiento físico), según la RAE.
Como era de esperar, de inmediato saltaron los apóstoles de la moral, de los valores y de toda la cháchara ética de última hora, oportunista y demagógica. Así, entre la
UDI,
RN y también la
DC, se acordó votar una censura a la mesa de la
cámara de diputados (presidida por Antonio Leal), por no frenar en su inicio el polémico proyecto.
El argumento es malo, pésimo. Se está tratando de frenar una moción parlamentaria, que por lo demás es para lo que los diputados son electos, de mala manera. Si se está tan en contra del proyecto, pues para eso está la sala, la idea es debatir, argumentar, discutir. Pero, por favor, no censurar como si estuviéramos hablando de un régimen talibán.
Por lo demás, el tema es en sí mismo debatible. Hace poco fuimos testigos mediáticos de un
caso atroz. El tema también ha sido tocado por el
cine e, indudablemente, es un tema de la sociedad moderna.
Personalmente no soy de los que están por prohibir porque sí. Además, desde el punto de vista netamente práctico, no le veo la conveniencia a estirar el elástico (en precarias condiciones de conciencia y disfrute de la vida) para, más encima, tener que soportar el peso económico que ello significa para quienes sobreviven al enfermo.
Tú puedes pensar completamente distinto a mí y está bien, ésa es la idea. Pero no lo es politizar el asunto y descartarlo tratando de poner a un lado a los buenos y al otro a los malos. Eso no.
Échale un vistazo al
testamento de Ramón Sampedro y me cuentas...