SAKARACH
Published viernes, mayo 05, 2006 by Jorge Enrique Díaz Pérez | E-mail this post
¡Conchetumadre! ¡Basura! ¡Pedófilo! Esto es lo que escucha Rafael Maureira Trujillo cuando sale del
hogar de acogida Carlos Oviedo para ir a firmar al tribunal semanalmente.
Hoy, el caso volvió a ser noticia porque tal como sucedió cuando dejó la penitenciería,
a Maureira le pegaron, lo zamarrearon y, en definitva, le hicieron ver que sus días fuera de la cárcel no serán precisamente un agrado.
De hecho, en los kioscos aledaños al hogar donde aloja Maureira, los vecinos han puesto carteles (tipo SE BUSCA) con su foto, alertando sobre los peligros de su presencia en el barrio.
Para colmo, esta jornada el Instituto Médico Legal le comunicó que
no puede suministrarle el tratamiento de
castración química que había pedido, pues ellos están para periciar, para someterse a la orden de los jueces de la república y no para terapias particulares como es, en estricto rigor, éste caso.
Sakarach lo debe estar pensando. En la cárcel estaba más seguro, más tranquilo. No tenía que cargar con la mochila de pedófilo (uno de los delitos más castigados socialmente pues las víctimas son menores de edad) por las calles.