Parece que está de moda. Resulta que ahora Lagos hizo un
mal gobierno, pésimo. Nada de lo que hizo pareció haberse hecho bien. El
Transantiago,
la ley de responsabilidad penal juvenil, las cárceles, el
AUGE, el
Patio 29, esto y lo otro.
Puede ser. Efectivamente hay problemas graves, como en el caso del plan de transporte público. Es cierto. ¿Pero alguien puede alegar sorpresa a éstas alturas del partido?
Todos sabemos que cuando se está en período de elecciones todos hacen sus mejores esfuerzos para ganar. Mal que mal es una competencia. Así, es lógico que el gobierno se apresure en cortar cintas, en inaugurar y dar muestras de progreso y avance.
Desde el otro lado, desde la oposición, también era legítimo que plantearan sus quejas, sus discrepancias, sus reparos. No obstante, de capitán a paje, la Alianza por Chile terminó reconociendo que el de Lagos Escobar fue un buen gobierno.
Ahora, en una
vuelta de carnero digna del caso Valdivia-Selman, resulta que no es tan así. Ahora, aunque sólo algunos como RN, son capaces de
reconocer que fueron débiles y que debieron ser más exigentes.
No pues compadre.
Ayer escuchaba a un especialista,
José Auth, quien decía que claro, lo que tiene que hacer Chile ahora es mejorar la calidad. Ya hay buses, están cubiertas las necesidades de salud de la población (en cuanto a consultorios y hospitales) y lo mismo pasa con la educación (durante el gobierno anterior se construyó, en promedio, más de una escuela diaria). Está bien, pero ahora hay que mejorar la calidad. El problema dejó de ser la cantidad y pasó a ser la calidad de los servicios. Buen punto.
Chile camina al desarrollo y espera hacerlo como un país estable, sólido y confiable. Los tratados de libre comercio son la mejor muestra de lo que estoy diciendo. Estamos bien, pero hay que mejorar. Lento pero seguro, así me gusta Chile.