Vuelo de regreso a casa Osorno-Temuco-Santiago y después que el capitán le anuncia a la tripulación que prepare la cabina para el aterrizaje en Maquehue, después que todos sentimos que el tren de aterrizaje estaba abajo, después que todos vimos la pista y hasta la torre de control a escasos metros, en lugar de sentir el golpe seco típico de un aterrizaje sentimos la potencia de los motores y la nariz de la nave nuevamente hacia el cielo para un segundo intento. Después de unos quince minutos nuevamente lo mismo (y la señora del lado métale padrenuestros)...
Señores pasajeros, les habla el capitán de la nave, por problemas de visibilidad no vamos a poder aterrizar en Temuco. Seguramente ustedes vieron la pista e incluso la infraestructura del aeropuerto, pero de haberlo hecho seguramente no podríamos haber detenido el avión antes del final de la pista.
Señores pasajeros, les habla el capitán de la nave, por problemas de visibilidad no vamos a poder aterrizar en Temuco. Seguramente ustedes vieron la pista e incluso la infraestructura del aeropuerto, pero de haberlo hecho seguramente no podríamos haber detenido el avión antes del final de la pista.
Ya he hablado del machismo de Osorno, pero no me había detenido en el fetiche de la ciudad, el toro de dimensiones desproporcionadas que corona una de las esquinas de su plaza de armas (era que no lo iban a poner ahí).
No hay osornino que no se jacte de la estatua ¿pero lo vio por abajo? me dijo el conductor que nos transporta para arriba y para abajo y claro, ahí está la gracia del cuento, en creerse los más machos de la cuadra, los más potentes de la comarca... Ja! A mí por lo menos me da mucha risa y, por qué no decirlo, hasta un poco de vergüenza ajena... Too much ¿no?
Así es Osorno, una ciudad cuyo aeropuerto tiene los celulares de los choferes de los radiotaxis autorizados y en cuya discoteque el DJ -dándoselas de machista- dice levanten la mano todos los hombres que mandan a su mujer a cortar leñaaaa ¡Queck!
En un par de horas más parto a la ciudad lechera gracias a la primera fecha del Rally Mobil. Más allá de volver a ver amigos y las novedades de una nueva temporada tuerca, lo que más me gusta de este viaje es que por fin me voy tener que poner parka, por fin me voy a abrigar y hasta mojar con la lluvia... Es que los 30° eternos de Santiago me tienen chato.
Así no más es. A veces esto de ser periodista tiene sus gustos y después de un par de bifes de chorizo, la infaltable pizza, un helado del Freddo y una agradable noche en una terraza de la Recoleta les puedo decir que sí, que está ciudad es increíble, que se pasa bien, que está llena de turistas brasileñas y que las porteñas no les van en saga.
Lo malo, pese a las campañas públicas al respecto, sigue siendo la basura que plaga las calles del centro sobre todo. Sin embargo La Recoleta, Palermo y Puerto Madero siguen de pie, sacando la cara por una de las urbes más bellas que tenemos a este lado del mundo.
A TemUCo los pasajes que allá me espera el apasionante (y no es frase cliché) término de campeonato de la Fórmula 3. Será bueno respirar otro aire -aunque el de TemUCo no sea lo más limpio que digamos-, volver a juntarse con los (as) colegas y, por qué no, repetir las gloriosas jornadas en Alemania esquina Reusch... Ja!
Stay tuned que algo caerá...
Así podría resumirse la invitación de Diego Graglia, periodista argentino radicado en México quien además es coordinador editorial de la gran revista Gatopardo.
Pues bien, Graglia se va de viaje y aprovechando la circunstancia, editará el blog www.newyorktomexico.com, definido por el propio Diego como "un proyecto "freelance", manera elegante de decir que nadie paga por él -excepto yo mismo-. Lo hago para aprovechar el viaje, divertirme, llevar a cabo un proyecto interesante de principio a fin y experimentar con las posibilidades de la web 2.0".
Ya lo saben, a postear se ha dicho y desde acá por lo menos, desearle mucha suerte a Diego y a su Rayo Blanco durante el viaje.
Etiquetas: Internacional, Medios, Viajes
Este me ganó. Y por paliza. Se trata de Matt, una de las nuevas estrellas de Internet gracias a un supuesto nuevo estilo de baile (¡Grande Cabezas!) alrededor del mundo... un trotamundos como pocos que la rompe en Youtube y que se ganó su minuto de fama en este blog también... Ja!
Etiquetas: Internacional, Viajes
No me quejo. Viajo harto y por eso mismo, he podido conocer harto hotel sobre todo chileno. La rutina es más o menos la misma siempre: apenas me bajo con la maleta en la mano y la mochila en las espaldas empieza la ráfaga de preguntas ¿Cómo será? ¿Buen baño? ¿Desayuno? ¿Wi-Fi en la habitación? ¿Ubicación? El otro día en La Serena me quedó dando vueltas el asunto y me propuse escribirlo, como ahora, para que ustedes también opinen qué es lo que hace bueno a un hotel...
Yo parto por el baño: limpio, ojalá grande -lo justo y necesario para no darse rodillazos con los artefactos- y bien ventilado claro (me toca compartir habitación casi siempre), que tenga un set de limpieza básico (fijo que se me queda el shampoo) y que las toallas estén siempre suaves y perfumadas.
Sigo con la red. Tiene que tener Wi-Fi e incluso más, en la habitación, una buena conexión que te permita navegar y enviar archivos por mail y no naufragar en el intento. Ah, nada de claves y cosas raras como papelitos mal tijereteados con códigos de acceso... Una señal fuerte y clara no más.
Por último, para terminar loco con la calidad del hospedaje, que haya buen desayuno: jugo de frutas naturales, naranjas y frambuesas son mis favoritas, pasteles recién hechos (pie de limón si no fuera mucha la molestia) y un buen surtido de panes, fiambres, quesos, mermeladas, cereales, yogurth y, por supuesto, café a raudales. Café café eso sí, recién molido, de grano, calientito por favor...
¿Qué dice el público?
Después de casi 24 horas de viaje escribo desde la comodidad de casa. Salimos a eso de las 8:00 am locales del lunes 19 de mayo de San Rafael con rumbo a Neuquén y desde allí, a Pino Hachado, el único paso cordillerano habilitado en medio de este frente de mal tiempo que obligó a cerrar el paso Los Libertadores.
No es grato ni mucho menos cómodo haber viajado así, pero ahí está la gracia de estas coberturas y, por qué no decirlo, del periodismo. No sólo conoces a gente y lugares maravillosos sino vives y respiras lo que se llama camaradería.
Cosas tan triviales como compartir una botella de agua o una tira de aspirinas tienen mucho más sentido en momentos como los vividos en la travesía que acaba de terminar. Conocer nuevos compañeros (compañeras en este caso) siempre será gratificante y lo único que hace, por lo menos en mi caso, es amar cada vez más mi querida profesión.
Escribo desde un cyber cercano al centro o kilómetro cero como le shaman acá al centro.
Estoy resfriado pero mal, de esas veces que te suenas y apenas terminas ya tienes que desenfundar el siguiente pañuelo. Pero eso no es lo peor. Las noticias dicen que el paso cordillerano está cerrado, así es que estamos barajando nuevas alternativas...
Hasta nuevo aviso. Nadie dijo que el periodismo iba a ser fácil ¿o sí?
PD: Si el hotel al que vamos en Mendoza tiene una señal wi-fi como la gente les subo las fotos que tengo en mi camarita amiga.
Estoy resfriado pero mal, de esas veces que te suenas y apenas terminas ya tienes que desenfundar el siguiente pañuelo. Pero eso no es lo peor. Las noticias dicen que el paso cordillerano está cerrado, así es que estamos barajando nuevas alternativas...
Hasta nuevo aviso. Nadie dijo que el periodismo iba a ser fácil ¿o sí?
PD: Si el hotel al que vamos en Mendoza tiene una señal wi-fi como la gente les subo las fotos que tengo en mi camarita amiga.
La Fórmula 3 se puso los pantalones largos y a falta de un circuito como la gente cerca de Santiago (el mejor del país está en Temuco) cruzará la cordillera para llegar a San Rafael, unos 230 kms al sur de Mendoza, República Argentina.
En un rato más partimos. Les prometo fotos y una que otra anécdota del viaje. Nunca dejará de ser interesante entregarse al placer de recorrer distintos caminos al son de una buena playlist, con buenos amigos al lado y, para no desentonar con las bondades de la zona, una buena copa de vino en la mano.
Stay tuned.
En un rato más partimos. Les prometo fotos y una que otra anécdota del viaje. Nunca dejará de ser interesante entregarse al placer de recorrer distintos caminos al son de una buena playlist, con buenos amigos al lado y, para no desentonar con las bondades de la zona, una buena copa de vino en la mano.
Stay tuned.
Tremendo cambio. De la soledad y virginidad del paisaje patagónico, el transfer que me trajo a casa pasó por autopistas varias, la Alameda, Teatinos... Uf!
Ahora que ya estoy en casa, que he rebobinado varias veces la cinta del fin de semana en Coyhaique estoy más y más convencido de que nuestro país, la larga y angosta faja de tierra, es -perdón por la siutiquería- como dice el himno patrio, la copia feliz del edén.
Las fotos que les dejo dan un poco cuenta de ello. Lo conversábamos con la gente allá en el sur y no a todos les apetece la idea de irse a vivir a esos hermosísimos paisajes. Ok, es difícil, la vida allá no es fácil pero tiene sus recompensas... Lo que es yo, con ir una vez al año por lo menos me contento. Sin temor a equivocarme, después de lo vivido este fin de semana, soy un poco más feliz que antes.
- I'm Jorge Enrique Díaz Pérez
- From Santiago, Región Metropolitana, Chile
- Estudié letras en la PUC, pero el latín fue más fuerte y tuve que partir a la Diego Portales donde, por fin, egresé como periodista. ¿Por qué clóset de noticias? Porque acá cuelgo las que me parecen importantes, así de simple.
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