Creo que ya se los había mencionado en un post anterior, pero hoy, mientras leía uno de los tantos periódicos de distribución gratuita que circulan por Madrid (en otro momento les hablaré de la prensa) el tema volvió a golpear mi curiosidad y a instalarse como una buena excusa para actualizar mi blog. Tanta cháchara para referirme al tema de las familias europeas y a su innegable afición por las mascotas en lugar de los niños.
Les decía lo del
periódico porque a página completa se avisa la
Fedma o la Federación Española de Familias Numerosas. ¿Para qué? Para ofrecerles a todos aquellos que hayan osado romper con el cánon prestablecido por la sociedad posmoderna en el primer mundo y así, con una familia de sólo cinco integrantes (lo que es nuestros países puede considerarse un estándar o un número aceptable, no excesivo), acceder a una serie de beneficios y descuentos en una serie de comercios, consiguiendo así emparentar la prole con el dinero plástico de cualquier tarjeta de crédito y su club de socios.
El asunto es que ni pese a éste tipo de iniciativas, los españoles se dan por enterados de la buena nueva y deciden, prefieren, mantenerse al margen del clan. Así es como no es poco frecuente ver parejas solas, sin hijos, o, lo que es más factible aún, un gran número de solteros y solteras, living la vida loca, viajando, estudiando o haciendo cualquier otra inversión de tiempo y dinero lejos de la familia, matrimonio e hijos me refiero.
En la calle, tal como me lo habían advertido quienes ya llevan más tiempo acá, se ven muy pocas mujeres embarazadas y si tienes la suerte de ver a una, más de la mitad de las veces puedes descubrir que se trata de una inmigrante, pero no de una española. Las mujeres acá están en otra y no están para éstos rollos.
Probablemente alguna pista al por qué de la situación lo hayan dado a conocer ayer las autoridades económicas:
Los españoles trabajan más horas que el promedio de la comunidad europea y cobran menos que sus pares de los países vecinos. El caso es particularmente grave para los jóvenes, ya que el elevadísimo valor de las viviendas (un piso, uno pequeño, de no más de 100 m2 puede llegar a costar 200 mil Euros) sencillamente les impide proyectarse más allá del piso compartido.
Por todo, no es extraño que yorkshires, poddles y otras razas finas de perros estén ocupando el lugar de quienes debieran ser tanto o más queridos por los mismos dueños, ya que son, ni más ni menos que sangre de su sangre y carne de su carne.
Saludos desde Madrid.
PD: Les recomiendo un vistazo al INE de España, especialmente al
apartado con las proyecciones demográficas.