Por razones que no son importantes de detallar, he estado revisando el historial de Cristóbal Felipe Goitía Briones, quien saltó a las portadas de los diarios y a las pantallas de la TV después de caer, y salir prácticamente ileso, desde el balcón de un cuarto piso. Dos veces.
El
SENAME, con una astucia digna del Chapulín Colorado, esperó a que la evidencia fuera tan grosera como inequívoca para tomar cartas en el asunto. Cristóbal, qué duda cabe a éstas alturas, estaba preso de su propio padre.
Así, un buen día, el adolescente cambió las clases de piano y las pantuflas de terciopelo por una buena dósis de aventura. Calle, cerros y micros fueron su nuevo paisaje. Ya no más, se prometió a sí mismo. Basta de mentiras. Mi papá me golpeaba, no me daba comida y frases parecidas fueron parte de su repertorio a la prensa.
Un chofer de micro, un amigo para Cristóbal, decidió repartir lo poco y nada que tenía entre los suyos y éste nuevo invitado. El esfuerzo, pensaba el Gato, valía la pena. Al poco andar, la justicia decidió que no fuera el conductor, sino un pastor evangélico quien se hicera cargo del menor. En el círculo próximo, la madre (Bernarda) y el padre (Fernando), trataban de llevar aguas para su molino. Y Cristóbal al medio. De juzgado en juzgado.
En una
entrevista casi de culto, uno entiende los vericuetos de una relación sacada del mejor guión venezolano para teleseries de después de almuerzo. Sin embargo, ni para él ni mucho menos para ella, las circunstancias son exculpatorias.
Para colmo,
Informe Especial indagó en el pasado del señor Goitía y la verdad es que el hombre asusta. No por su probable potencia física ni mucho menos, sino por sus postulados y por las propias declaraciones de quienes lo conocieron. Sus ex parejas.
El tema es que cuando la situación parecía, repito parecía, encaminarse por la vereda de la normalidad, es decir, cuando la jueza resolvió la tuición del menor en favor de su madre, Cristóbal arrancó desde la puerta del bus con destino a los cerros de Viña del Mar.
En una especie de mal recuerdo de lo que fue el caso Gemita Bueno, Goitía no sólo retrocedió en sus dichos contra su padre, sino que atacó al SENAME, acusándolos de doparlo y mantenerlo sedado. Justo, vaya coincidencia, la misma línea argumental de la defensa del señor Goitía.
Por otro lado, en este otro rincón mejor dicho, Álex Hernández, el director regional del SENAME, dejó de lado las formas e instituciones y al escucharlo, se nota que lo suyo pasó a ser personal contra el ex combatiente de Vietnam, Fernando Goitía.
Así, el tema está en fojas cero. Diálogo de sordos de un lado y otro y Cristóbal, el pobre Cristóbal a mi juicio, perdido sin remedio. La jueza tiene la palabra, ojalá se escuche y no sea un grito más en esta pelea.