Estoy seguro que más de alguno ya ha recibido y por ende contestado el mismo mail. Se trata de hacer una lista de cinco puntos en los que se detalle, con cierta profundidad (algunos podrían defenderse) una serie de hábitos extraños, cosas raras que uno hace porque sí no más, sin mucha explicación. Veamos.
1. Siempre dejo el volumen de la TV o de la radio en un número par. No puedo estar tranquilo viendo o escuchando sabiendo que el volumen es 11 y no 12, por ejemplo. No sé, es como tener que dar el siguiente paso para que no quede cojo, como completar el círculo, qué se yo. Simplemente no puedo dejarlos en impar.
2. Soy fanático de la ortografía y desde el MSN hasta los mensajes de texto pongo acentos, comas, puntos seguidos y aparte. Nada de KMO, sino CÓMO y eso, aunque sea más largo de escribir. Si me tuviera que aventurar con una explicación, mi paso por la Escuela de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile me marcó a fuego en éste sentido. Eso de limpiar, fijar y dar esplendor a la lengua (algo así es el lema de la RAE) me quedó grabado, lo siento.
3. Le hablo a mi tortuga y puedo jurar ante cualquier tribunal que ella me responde. Obvio, no me dice "hola, cómo estás" ni mucho menos ¡Guau! ¡Guau! Pero la manera como se mueve, como aletea, como patelea y eso, es síntoma inequívoco de que me reconoce y de que quiere que le dé comida. Ahora está más fina y dejó esos camarones secos gordos y hediondos, por unas pequeñísimas y también más económicas bolitas de pellet.
4. Leo el diario de atrás para adelante, el cuerpo C por lo menos. El A lo leo como se debería y me detengo en las Cartas al Director (a veces me pescan y me publican), en alguna que otra rareza del extranjero y ahora último, en la actividad de cultura y espectáculos que se cambió desde el Cuerpo C al A, parece que para mejor. Los Deportes también los leo al revés, empizo por la contratapa y así. El domingo leo primero los Reportajes, Artes y Letras, Deportes y después lo que sea, A, C, y el resto. Odio los insertos.
5. Mis canales favoritos, además de los de deportes, son los de cocina, especialmente el Gourmet. No sé, me relajo, me entretengo, me tiento y hasta aprendo viendo cómo cocinan esos tipos. Cuando me toca a mí cocinar, a veces fantaseo como que lo estoy haciendo frente a las cámaras y eso me agrada, me flipa como se diría en la península. No hay nada como el sonido del acero cortando la cebolla, del aceite dorando esa cebolla, en fin. Dolly Irigoyen, Borja Blázquez, Sumito Estévez y toda la tropa en general son una especie de ídolos para mí. Claro, no podría dejar de mencionar, en la versión chilensis, a Barañao.