SE DERRITIÓ LA BOMBONERA (Y LLAMEN CASCOS AZULES PARA EL MONUMENTAL)
Published jueves, junio 10, 2004 by Jorge Enrique Díaz Pérez | E-mail this post
Todavía no termina el partido. Recién el primer tiempo. Pero no hace falta ser pitonizo para adivinar el final ¿Es que jamás podrán jugar un partido tranquilo Boca y River? Veamos.
Esta vez Castrilli fue el de la idea, para mí, la principal culpable de este escándalo. Jugar un clásico como este -semifinal de Copa Libertadores para colmo- sin hinchas visitantes. ¿Se puede hacer algo así? De poder se puede, mas no se debe. Al menos, con River y Boca no.
De entrada, según los hinchas xeneizes, el bus de River entró tirando bengalas al aire (rojas y blancas), mientras los jugadores se tapaban las narices con los dedos como queriendo evitar contaminarse con el aire bostero. ¿Será verdad aquello? Yo creo que sí, que en Argentina puede pasar eso y más.
Por fin empezó a rodar la pelota y con ella, las amarillas. ¡Vamos Marín! Estos partidos se manejan. No se puede mostrar cuatro tarjetas amarillas en quince minutos. Fue el primer gran error del juez, porque debió echar a Ricardo Rojas y no se atrevió. Para peor, echó a Cascini y a Gallardo en la misma jugada.
Lo del Muñeco es vergonzoso. Un jugador con su experiencia no se debe dejar tentar por estas cosas, ni aunque la adrenalina le salga por las orejas. ¿Lo peor? Vengarse con el Pato Abondanzieri en una acción tan anti deportiva como el mordisco de Tyson que cercenó la oreja de su contrincante. ¡Mamita querida! Casi le sacó el ojo y lo cortó tres veces en la mejilla con las uñas.
Boca está ganando 1-0 con gol de Schiavi, pero poco importa. Lo verdaderamente importantes es que los jugadores de River salgan vivos del estadio. Hablo en serio. Tanto más, si consideramos que en siete días más la tortilla se da vuelta y es Boca quien debe ir a definir al Monumental.
Llamen a los cascos azules, ¡por favor!