El premio a la canción del verano, el disco rayado cuya ausencia no se le perdonaría a cualquier radio que se precie de tal, se fue para Brasil.
Cuatro muchachos, amigos según entiendo, medio aburridos y desdichados por su mala suerte en la tierra natal según me cuesta entenderlo, decidieron un buen día, uno que para ellos pasó a ser uno muy especial, algo como una segunda navidad, decidieron viajar a “probar suerte” a Chile.
Entraron a uno de los programas más vilipendiados de la TV chilena, claro, eso antes de que apareciera “Buenos para el web”. En el estudio de Mekano (así con K de mierda) los muchachitos empezaron a recoger el éxito tan esquivo allá en el país más grande del mundo.
Movimientos casi enfermizos, dignos de un ataque de epilepsia algunas veces, otros medio sensualoides, más propios de una mujer hecha y derecha y no de una con cara de niña como son ellas, cautivaron al mercado criollo hasta hacer hervir la olla.
Axe Bahía en el matinal de Chile, en Noche de Juegos, en el Mega, invitados acá, que este festival por allá, un showcito por aquí, la disco de allá y venga la plata, plata y más plata.
Sorprendidos hasta su más profunda entraña por la facilidad del ascenso, los Axe Bahía dejaron bien claro que no se tratan de un grupo de mercenarios. Cada vez que el contacto telefónico lo permitiera, lloraron a moco suelto hablando con su parentela.
Juntaron la plata y los trajeron: “Si acá en Chile es la papa” les habrán dicho. Entonces la nube de fotógrafos y periodistas faranduleros llegaron hasta “la casa de Axe Bahía”. Ojo que la frase equivale a algo así como el báculo del arzobispo o la raqueta del chino Ríos. No se trata de algo vulgar.
Re estrenando una vieja costumbre, los paladines del cahuín llegaron hasta la pieza de los brasileños, mostraron sus peluches y las fotos que se encaramaban sobre el velador. Abrieron el refrigerador y descubrieron que tomaban el mismo jugo y sopeaban la misma leche que el resto de los mortales.
Ah! ¿no dije que se ganaron la pasá por Viña? El dato no es menor: los tipos se convertirán en el número, como diría Enrique Maluenda, más pasado por los canales criollos: 9, 7 y 13.
Así somos no más. Nos meten el dedo en la boca como se les antoja, no somos los más críticos ni lo más exquisitos a la hora de pedir hueveo (Memo Bunke, es con H, no con W). Total, dirán los fanáticos del cuarteto, no estamos como los chés, a los que las noticias se les hacen pocas para detallar el cagazo que tienen. Nosotros no, po. Métale poto, trajebaño y disco: esas sí que son noticias. ¿Quién será el próximo?
Cuando vuelvan los Axe Bahía, si es que les da la gana de volver bajo el sol brasilero, dirán, así con la jactancia de quien se convirtió en el himno obligado de la playa, del carrete costero, Áxete esa, po!