Actualmente, Lomana Tresor Lualua es jugador del Portsmouth, equipo de la Premiere League. Antes lo fue en el Newcastle y además, es capitán de su selección, la de República Democrática del Congo. Parace que es bueno.
El hombre ha sufrido y su carrera, como la de varios, empezó limpiando baños en una cadena de comida rápida. Hace poco incluso, debió lidiar contra la malaria. Una vida llena de esfuerzo y sacrificios, sin dudas.
Sin embargo, no es noticia por sus goles ni sus éxitos. El Caso Lualua bien podría ser materia de debate en una clase de ética periodística en cualquier universidad del mundo. ¿Por qué?
Por estos días, en Egipto, se juega la Copa Africana de Naciones, un apertivo para el Mundial de Alemania 2006 y un simil de lo que es la Copa América o la Eurocopa. Congo iba bien, incluso limpió a Togo (selección clasificada a Alemania 2006), pero fue eliminada del torneo. En ése entonces, con el peso de la derrota a cuestas, los dirigentes de la selección africana se acercaron a Lomano y le dieron otro mazazo: Su hijo, de 18 meses, había fallecido y ellos se lo habían
ocultado para que no disminuyera su rendimiento deportivo.
El jugador, para peor, alcanzó a dar una entrevista enorgulleciéndose de su condición de padre de tres hijos sin saber que el menor de ellos, ya estaba muerto.
De vuelta en Inglaterra y a través del
website de su club (hay que registrarse para ver las noticias), el jugador ha agradecido las señales de cariño y apoyo de los hinchas, pero ha pedido privacidad. "Estoy seguro que entenderán que lo que más quiero es estar con mi familia y tener un poco de privacidad", dijo.
Atroz.
¿O no?