PENA MÁXIMA -GALLINAS DESPLUMADAS-
Published jueves, junio 17, 2004 by Jorge Enrique Díaz Pérez | E-mail this post
Y... duele, ¿viste? ¿Cómo no va a doler? Lo que más queríamos era dejar afuera a los bosteros... ¡y se estaba dando! Nassutti nos devolvió al alma al cuerpo después de la puñalada de Tevez, pero cuando las cosas están así... voy a terminar creyéndome lo del celular de Dios... ¡Mamita querida, qué cerca estuvimos!
El trago amargo pasa luego, le estoy poniendo demasiado, no soy argentino y de seguro que más de un hincha millonario debe estar pensando seriamente no ir a la oficina, declararse desaparecido y así evitar las cargadas de los boquenses, que a esta hora deben tener el obelisco hecho un salón de celebraciones... otra vez.
Pero hay que ver que fue un buen partido. Tuvo de todo. Y más. ¿Un repaso? Tres expulsados, un lesionado y -jugando 9 contra 9- River se puso en ventaja (2-1) en los descuentos para ir a definir a los penales. ¡Penales!
¿Quién fue el que inventó eso de los penales?, ¿No sería mejor tirar una moneda al aire?, ¿Conocen el cachipún?, ¿No hay algo menos cruel? Y justo cuando el estadio era rojo y blanco... ¡Un siquiatra, por favor!
Lo peor de todo -y por más cliché que suene- es que el fútbol es así. River alimentó las esperanzas de triunfo y cuando Boca se cruzó en la bitácora camino a Tokio, todos celebraban. No fue así. Por alguna razón desconocida hasta ahora (el dato dice que Boca metió más penales que su rival -5 a 4 por un error de Maxi López en el quinto lanzamiento para River), pero yo me inclino por la teoría esotérica... Ya dije que le voy a pedir el celular de Dios a Bianchi.
Hay que esperar, sentarse a esperar. Es triste, pero cierto. Ya llegará el momento para volver a disfrutar de un triunfo sobre los bosteros. Ojalá sea pronto.