Mientras veía la segunda semifinal de la Eurocopa, pensaba en cómo titularía la nota del partido que enfrentó al que para muchos era el mejor equipo del torneo -la República Checa- con uno de los más modestos e inesperados (Patitos Feos, para involucrar el campeonato local) participantes: Grecia.
Entonces se me encendió la ampolleta: Sinescrupulos. Suena bien, pega y además, pasa piola por uno de los integrantes de la selección helénica. Claro que en este caso, se trata del más importante de todos.
Juan Pablo Barski, el comentarista de FOX, lo dijo -citando a Bielsa- y con toda razón: "No hay mejor esquema táctico que el que se aplica con el convencimiento de todos los jugadores". Estoy seguro que si hubieran cámaras tan potentes como para leer la mente de los jugadores, en el caso de los griegos, se leería una sola palabra: Defender.
Todos atrás, seguros, sin arriesgar demasiado, viendo cada vez más lejos al arquero rival. Así juegan los dirigidos del alemán más payaso que he visto en mi vida cerca de una cancha de fútbol. El impertubable Beckenbahuer debería hacer algo contra este tipo. Pero eso no es lo importante, lo grave, serio y preocupante es lo que se vio en Porto.
Cada vez estoy más convencido de que la justicia no existe en el fútbol, aunque no creo tan disparatado pensar -así como en el boxeo- en una especie de tarjetas que puntúen a los equipos durante el transcurso del juego. Tirar la pelota lejos, casi fuera del estadio, le restaría 20 puntos; no pasar al área rival (como sucede en el basquetball) en menos de cinco segundos... 20 puntos menos otra vez. Así, ¡Grecia ni siquiera hubiera pasado la primera fase!
Estamos mal. Ojalá que la próxima Copa América sirva para mostrarles a los europeos el verdadero fútbol. El de las gambetas, los túneles, los globitos y cuánto truco existe para avergonzar al rival y hacer más rico el espectáculo.
Con tipos como el entrenador alemán que dirige a Grecia, más temprano que tarde, el fútbol morirá de aburrimiento y será más entretenido ir a ver a Palestino a La Cisterna. Por lo que me han contado, con el show del cura Hasbún, la plata ya está bien gastada.