A través de este mismo medio, mi querido y aveces olvidado pero siempre presente blog, les he comentado acerca de mi trabajo como productor asistente en el documental "Alabanza Neruda", que se estrenará en junio próximo, a propósito del cumpleaños 101 del vate nacional.
En esa condición y sumido en la tarea de revisar material del archivo para contextualizar el trabajo fílmico, llegamos Ram Devineni (productor general), José Ignacio Silva (otro productor asistente) y yo, a las dependencias de Canal 13.
En el otrora reino de don Eleodoro Rodríguez Matte, un edificio en el cual se puede oler la decadencia, el desgano y en definitiva la sensación de que todo tiempo pasado fue mejor y ahora, con Enrique García a la cabeza, nadie sabe lo que nos va a pasar; pasamos largas horas del día sábado revisando cintas.
Así fue como llegamos al cassette que Claudio Sánchez hubiera preferido nunca grabar, las imágenes de la polémica que por éstos días son el caldo de cultivo para las primeras planas de uno de los diarios más farandulizados del país. Eso sí, siendo riguroso, tendría que decir que la casualidad y el azar hizo su pega. La cosa fue así.
El lunes, unas cuantas horas después que el Presidente Lagos diera a conocer el llamado Informe Valech, llegamos a Canal 13 a buscar las imágenes que habíamos seleccionado el fin de semana. Mientras las revisábamos, a un metro de distancia, estaba el periodista Daniel Matamala, el autor de la nota que trata sobre el rol de la prensa en aquellos años, desinformando o desvirtuando la información, haciéndose parte de la versión oficial que entregaba el Régimen Militar.
Matamala veía nuestra selección de reojo, pues en ella habíamos incluído imágenes fuertes como cadáveres en la ribera del Mapocho, con evidentes señales de fusilamiento, militares por las calles, el bombardeo a La Moneda y... la imagen de Claudio Sánchez entrevistando a un grupo de prisioneros en el Estadio Nacional. En la nota, Sánchez da cuenta de lo bien tratados que son los prisioneros en el recinto deportivo, agregando un divertido extracto de una canción -casi un skecht- de los recluídos: "Al patito lo llevaron, detenido al Nacional, Al patito lo llevaron, detenido al Nacional", cantaban los presos bajo la batuta de uno de sus propios compañeros, mientras otro "grababa" el acto con una caja de cartón con las letras TV.
Juro que pude ver cómo se le encendía la ampolleta a Matamala. Su cara de lateado y hastiado por el alto de cintas que aún debía seguir revisando cambió a una parecida a la que se le debe poner a uno si le avisan que se ganó la lotería. Periodísticamente, Matamala lo había hecho, es decir, nosotros mismos lo habíamos hecho, pero sin querer queriendo, para él.
Nos preguntó sobre la cinta, el código, las alturas... Toda esa información, le respondimos, la tiene la encargada respectiva. Le pasamos el mapa del tesoro y continuamos con nuestro trabajo y él con el suyo.
Premeditadamente vi Teletrece esa noche y esperé con ansias el trabajo de Matamala, el mismo que había visto en su etapa de producción durante la tarde. Vi y reconocí las imágenes de Claudio Sánchez, las mismas que reservamos para el documental y las que desde ese momento se convirtieron en algo así como un objeto de culto del archivo periodístico nacional.
El resto de la historia la saben todos quienes tienen la sana costumbre de revisar los diarios o, al menos, pararse frente a los kioskos a revisar las portadas. Claudio Sánchez amenaza con acciones legales por asesinato de imagen y todo lo demás.
Siguiendo con la figura, tengo que reconocerlo, yo y mis compañeros le pusimos las balas a la pistola con que Matamala (que apropiado es el apellido en este caso) y sus superiores en el departamento de prensa de Canal 13 mataron la imagen de Claudio Sánchez. Si el destino no me hubiera puesto en ese momento y en ese lugar, dificulto la posibilidad de que Matamala diera con ésas imágenes tan precisas y valiosas.
Por primera vez desde que soy periodista me siento tan protagonista de un acontecimiento importante y, lejos de asustarme o algo parecido, la situación me parece exquisita, agradable y reconfortante. Quienes gozan con el periodismo saben de lo que hablo.