Las portadas de este viernes 14 de enero no paracen portadas de verano. Ni el matrimonio de la otrora sex simbol de la TV criolla, ni cualquier chimuchina barata de reallity han podido desbancar de su prominente lugar, al escándalo pedofílico protagonizado por el Senador DC, Jorge Lavandero.
El abogado y periodista, ex director del combativo Fortín Mapocho, fue imputado por la fiscalía regional de abuso sexual contra menores, hechos que a la luz del reportaje mostrado por Contacto, parecen perfectamente ciertos.
Así es y lo lamento por Lavandero, por su familia, por el Senado, por la política y hasta lo lamento por nuestro país. Si personas de las que se da por descontada su intachabilidad ética y moral son capaces de cometer semejantes aberraciones, Dios nos pille confesados.
Además, este tipo de hechos lo único que hacen es aumentar el descrédito popular en sus autoridades, echarle leña a la hoguera de la desconfianza, del resentimiento y de la desigualdad. En efecto, y es una de las tesis del reportaje emitido por Canal 13, Lavandero pasó colado un buen tiempo por ser quien es y por llamarse como se llama.
Los mismos afectados señalaban a las cámaras que una de las principales razones de su desinterés para denunciar los vejámenes que sufrían sus hijos, era, precísamente, la notable desigualdad entre un humilde campesino y un honorable Senador de la República.
Por eso mismo, ahora que el hombre (si es que cabe el término) está en el suelo, todos estamos frotándonos las manos, felices, ansiosos, esperando que, ojalá, sufra y se lo castigue tanto o más como al peor de los delincuentes, sin asco, así como él lo hacía con sus infantiles víctimas.
Desde el punto de vista de Lavandero, deberá reconocerlo, tampoco se ha hecho mucho y lo poco que se ha hecho ha rayado en la inverosimilitud. Su abogado me hizo recordar ese dicho "Calladito me defiende más compadre", porque eso de que porque el Senador viene de familia no modesta (para tomar las palabras exactas del leguleyo) se baña en pelotas con su parentela es lo más idiota que he oído en el último tiempo.
Y aunque contratara al mejor de los abogados, Lavandero no puede hacer nada. Menos después del reportaje de anoche. Porque, como él mismo lo aclaró en una conferencia de prensa, la gente ya lo juzgó, ya tomó parte por uno o por otro y, tras las imágenes del golpecito en el trasero a una de las niñas involucradas en el caso, Lavanderos ha sido condenado por la opinión pública. Cualquier intento en la dirección contraria será sólo eso, un intento, que poco y nada podrá hacer contra el juicio, ya formado, de la gente.
Cabría destacar que según el informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo humano, el famoso PNUD, los medios de comunicación son los agentes más poderosos de la sociedad chilena. si a eso le agregamos que Contacto, sólo por un par de décimas, no fue el programa más visto de la noche, al Senador le queda poco y nada que hacer.
Ah, me olvidaba. Si las acusaciones contra el DC están fechadas desde septiembre de 2003 y la Diputada Pía Guzmán habló lo que habló en octubre de ése mismo año ¿no será razonable volver a cuestionar la veracidad de los dichos de Guzmán? Yo lo estoy haciendo, sobre todo porque el juez Sergio Muñoz, contra lo mucho que se llegó a especular al respecto, aún no ha cerrado el sumario del llamado Caso Spiniak.