Y claro, che, ¿viste? ¿Viste que era fácil engrupirse a estos chilenitos? Como si no bastara con las recurrentes humillaciones futbolísticas, ahora desde el otro lado de la cordillera también nos vienen a quitar la corona de Reina del Festival de Viña. Todo mal.
Mal porque no es como el año pasado, cuando Pampita ganó. Ella, Carolina Ardohaín, sí que es una dama, una barbie, pero una barbie inteligente, con gracia, con gusto y no un camión con acoplado y sin frenos como la Salazar, la monarca 2005.
Desde que le ofrecieron la pega (vaya a saber uno en qué términos) Luciana Salazar se encargó de aliñar el ambiente, de calentar la sopa. Todos, algunos más que otros, esperaban su llegada para ver si la blonda maniquí iba a ser capaz de cumplir todas sus promesas electorales.
Y como si se tratara de una experta en estas lides, Salazar aplastó a sus contrincantes con el primer combo. Se sacó el sostén de su microbikini en la piscina y dijo, así tal cual, "esto es sólo un adelanto". No había que hacer encuestas para darse cuenta que la argentina corría con ventaja hacia la corona.
Reaccionando, apelando a otro de los vicios más conocidos dentro del gremio periodístico, Pamela Díaz "invitó" a la muchachada acreditada -su público objetivo- a una noche de copas en una conocida discoteque de la ciudad jardín. Me imagino a los votantes sentados en la barra: "No se preocupe Pamelita, nosostros vamos a votar por usted". Pamplinas.
A la señora de Manuel Neira ni siquiera le alcanzó para superar a Rocío Marengo (una candidata que invirtió prensa y relaciones públicas en su campaña, pero que a pesar de ello no contó con el apoyo de los electores) y fue así como Luciana Salazar, la notera hot, se quedó con la corona.
¿Qué prueba todo esto? Lo rascas que son mis colegas, lo calientes que se ponen con un par de pechugas adelante y lo buen anfitriones que son con la amiga forastera. La Salazar (así supe le gusta que le digan) probó que contra la fórmula TP (teta y poto) hay poco que hacer. Ello, aunque las evidencias señalen claramente la artificalidad de las cualidades de la reina.
Atrás, empolvados en el fondo del baúl de los recuerdos, quedaron las reinas de antaño. Aquellas que por su simpatía y por su carisma eran dignas representantes del cetro. Lo sé, ni siquiera ser Miss Chile está muy bien visto, pero lo de este año en el Festival de Viña raya en lo patético.
Ojalá que el próximo año no se les ocurra traer a la Pamela Anderson o a la Brooke Burke, porque cualquiera de esas debería ser nombrada Reina Vitalicia y Benemérita. No hay salud.