El caso Smitak se está convirtiendo en una especie de obsesión. Es como si de pronto, el espírutu de Forestín (¿qué fue de él?) me hubiera poseído y así mi única preocupación sea la defensa del bosque, un tema que por lo demás, apareció circunstancialmente en los medios y en este, mi querido blog.
Y sí, claro que sí. Podría haber escrito sobre el trapecista que violó al payaso del circo en Guanaqueros. Sin embargo, el caso aquel no me pareció lo más digno de rescatar de la prensa sabatina, aunque estará en los top ten de las noticias freak del año 2005.
Lo que sí me parece digno de destacar son las palabras de Jiri Smitak, el turista checo que accidentalmente (eso sí que es un accidente) inició el incendio que cambió el paisaje del Parque Nacional Torres del Paine, cambiando por cenizas más de 14 mil hectáreas de matorrales y lenga. Así, como el acusado que se defiende en el tribuanl, habla Jiri.
"Era mi último día de
trekking y estaba muy hambriento. Decidí cocinar una sopa para el almuerzo. Elegí la Laguna Azul para usar el agua del lago para cocinar. Cuando empecé a hacerlo apareció un viento fuerte y la llama se fue al pasto. Al principio se produjo un incendio pequeño. Tiré el agua que estaba en la olla, pero debido al viento, no fue suficiente para apagarlo y se expandió rápidamente", dice desde la patagonia argentina el checo.
Pues bien. Lo primero que se me viene a la cabeza es un sentimiento extraño. Algo parecido a la compasión, a la misericordia con una cicharadita de pena y de empatía. Yo también hubiera hecho lo mismo y así no más, la noticia no tendría el condimento turista extranjero y pasaría a ser y una irresponsabilidad más -así como los atroopellos en la Alameda- de la ideoscincracia chilensis.
Pero el relato de Smitak sigue. "No había ningún auto especial ahí para atacar el fuego, lo que me sorprendió. Si hubiera habido carros especiales se habría evitado que el fuego llegara al camino. No tengo experiencia en esto, pero mi opinión personal y mis pensamientos eran muy emocionales en ese momento".
¡Paf! Un charchazo al tercermundismo (sobre todo en lo que a protección de la fauna y flora silvestre se refiere) resultan éstas palabras del checo. Obvio, si las condiciones climáticas son tan seductoras para que el miserable fuego de una cocinilla de camping se transforme en un inmisericorde incencio forestal, claro que debería haber algo para prevenir y para paliar las llamas.
Entonces vienen a la memoria los mismos datos de siempre. Si los bomberos de ciudad son voluntarios, qué queda para los brigadistas de la CONAF. Si mal no recuerdo, el año pasado murieron tres de ellos en Portugal, lugar hasta donde llegaron en busca de mejores condiciones económicas para sus funciones.
Y me acuerdo también de los incendios que siguen y siguen porque no hay plata, no hay plata, para echarle bencina al dromedario que sobrevuele las llamas. No hay un camión aljibe, no hay palas, no hay brigadistas... no hay.
Da rabia. Por lo menos a mí me da mucha rabia. Mientras el oso Yogui huevea y huevea en su inmejorable Yellowstone, aquí en Chile (y probablemente en Argentina, en Perú y en Ecuador también) los valiosísimos recursos naturales permanecen bajo la amenaza constante de los imponderables. Ojalá que no haga mucho calor, ojalá que no sople tanto viento, ojalá que llueva para que los matorrales se humedezcan y así varios ojalá más.
No obstante, a veces dios no quiere y nuestros deseos se ven truncados. Smitak el pobre Smitak a estas alturas, no sólo se dio cuenta de su error sino que además, trató de prevenir que el suyo fuera el único caso parecido. El hombre, según propia confesión, se puso con más de US$1000 dólares para la CONAF, para ver si así se pueden costear más y mejores medidas contra los incendios forestales.
"Lo que sucedió cambió mi vida, nunca olvidaré las llamas. Quisiera expresar mi más profundo arrepentimiento al pueblo chileno por el daño causado, mi profundo dolor y pesar por lo sucedido. Mi corazón sangra, está triste, como si el tiempo se hubiera detenido", son las palabras -casi a modo de despedida- de Smitak, miembro de la Asociación Internacional de Alpinistas.