Y claro. Tuvimos una Granja, tenemos un concurso de talentos y ¿no íbamos a tener un temporal VIP? San Isidro de puso con el agua y el típico desorden urbanístico de nuestra ciudad terminó cuajando un temporal de padre y señor mío que, esta vez, golpeó con más fuerza a víctimas no tradicionales como los vecinos de la comuna de La Reina.
Allí, en la que entiendo se llama Plaza Chile-Perú, pero que se conoce más popularmente como el sector del Unimarc, las aguas del canal San Ramón cambiaron el típico paisaje bien cuidado y ordenado de la comuna ABC1 por el barro, las piedras y las ramas más propias del sector poniente de la ciudad.
Entre el Príncipe de Gales y la Reina Victoria, los vecinos hacían sus más denodados esfuerzos para evitar que sus espléndidos chalets fueran castigados por la inclemencia del tiempo. En vez de sillones de espuma, ésta vez los muebles afectados eran lujosos sitiales estilo Luis XVI, herencia familia por supuesto.
Entre planchas de Zinc, camionetas doble tracción y cámaras fotográficas digitales -todo por gentileza de los distintos canales de TV que transmitieron en vivo durante casi toda la jornada- asistimos a la versión VIP de la misma obra que años atrás, inviernos atrás, por lo general golpea a los más desvalidos.
La transmisión fue casi un programa humorístico. Humor fino, del bueno, como el que hacía Andrés Rillón y Julio Junge en Mediomundo. Un humor basado en nuestras desgracias, en nuestras poco afortunadas intervenciones, en nuestra propia idioscincracia.
Así apareció el paraguas azul oscuro con el logo de Campari en las manos de la Alcaldesa de Lo Barnechea, la señora Elhers. Un artículo muy fino, con mango de madera y todo, una joya de paraguas digno de mejor ocasión para estrenarse.
Así también aparecieron los curiosos. Las mamás del tercer milenio que llevaban a sus niños a la calle para que vieran cómo trabajaban las mismas máquinas que, en sus casas, los gordos tienen, ¡pero de juguete! Qué pintoresco, habrán pensado, así es que aprovecharon la instancia para desenfundar la cámara y ¡click! sin que la vecina se dé cuenta (qué atroz si me pilla sacando fotos) registraron para la posteridad, para contrastarla con los videos del buceo en Playa del Carmen, las fotos del temporal.
Efectivamente, se trata de personas como las otras. No hay discriminación, sino una reubicación del mapa de los anegamientos. Por favor, no me río de la desgracia ajena. Me conduelo con ellos, pero sus actitudes en TV fueron dignas de análisis o de comentario.
Para la próxima va a quedar el desempeño de mis colegas periodistas. ¡Cómo les cuesta hilar una frase de corrido, con cierto sentido, mientras tienen la luz roja de la cámara encendida!