Que me perdone la Martuca (creo que así se llama el personaje) y sobre todo Solange Lackington, la actriz que personifica a uno de los más entrañables y adorables inventos de la TV local en cuanto a teleseries se refiere. Si no me creen, recuerden los resultados de Vértigo no más. Que me perdonen, decía, pero me voy a colgar de una de sus más notables muletillas para engancharme con uno de los temas de contingencia más notables de la política chilensis.
En una mesa redonda, un seminario o como se le quiera llamar, organizado por Chilemedios, dicho sea de paso, se enfrentaron el historiador Alfredo Jocelyn-Holt y Michelle Bachelet. Se enfrentaron digo, porque el autor de El Chile Perplejo, del avanzar sin transar al transar sin parar, encaró en duros términos a la candidata oficialista a La Moneda.
¿Qué dijo Jocelyn-Holt? Probablemente varios de ustedes ya lo saben, pero en síntesis, podríamos agregar que dijo lo que nadie se atrevía a decirle, pero que todos querían decirle. Sin pelos en la lengua, con el desparpajo de siempre y con la estrictes que le caracteriza, el historiador (un republicano del viejo cuño, liberal de los antiguos, probablemente machista y por lo tanto, descolocado ante la evidencia que el próximo Presidente será una mujer) le dijo a Bachelet que era un invento mediático, qie no opinaba, que era producto del marketing político y, lo peor de todo quizás, que era la carta aún no reconocida del a familia militar. Uf!
Cariacontecida y haciendo carne eso que siempre se enseña, pero que no necesariamente siempre se aprende, eso de convertir las amenazas en oportunidades, Bachelet (por fin dirán algunos, entre los que me cuento) sacó la voz.
Y lo hizo bien. Notable diría yo. Las encuestas del caso dirán otro poco, pero creo que la candidata estuvo muy bien porque sin detenerse en la cara de víctima (que sí tenía) reaccionó con la voz golpeada, deteniendo los ataques gratuitos que en un escenario como el citado, una tasa de leche donde los candidatos van a lucirse más que a defenderse, supo salir adelante y hasta ganarse un par de aplausos.
Pero lo más importante del caso, y lo más productivo si lo miramos desde el punto de vista práctico, Bachelet fue considerda mediáticamente como víctima de un ataque gratuito, descontextualizado y hasta artero. Salió bien parada y ojalá, éste tipo de acciones le permita vencer la berrera del 50% y así, evitarnos la lata de interrumpior nuestras vacaciones para rayar otro voto. Por lo demás, la tendencia es inequívoca, así sea en enero o en diciembre.
Finalmente, un cogollito. Longueira y Pérez (Lily), parece que ella primero (lo que obligó al segundo a reaccionar igual, ya que ambos compiten por la senaturía de Santiago Oriente), dijeron que en el caso de la comisión MOP-GESCAM no parece haber nada ilegal. Así, tal cual. No pasó hace tanto tiempo como para que se les haya olvidado la algarabía con la que ellos mismos celebraron la formación de la comisión investigadora. Pero, tal como se advirtió desde el mundo concertacionista, éste tipo de instancias no son todo lo provechosas y funcionales para el sistema. Una vez más, hemos visto cómo la derecha sale derrotada y busca, a toda costa y, lo que es peor, por un puñado de votos más, hacer lo menos estrepitosa posible esa caída.
Como diría la Martuca, señor Jocelyn-Holt y distinguidos diputados de la república: ¡Toma, Cachito de goma!