El otro día, mientras discurseaba con mis alumnos del
Santo Tomás, y a propósito de una de las tantas gracias que tiene Internet, dije como ejemplo sobre la importancia de lo que creamos en la red (ya que puede permanecer por mucho tiempo), que uno perfectamente le podría escribir una carta a sus hijos.
El tema pasó con la rapidez del traqueteo diario, atrapado en la rutina pegajosa, sobre todo ahora, a fin de año, cuando al calor de los computadores se agrega el calor exterior de la primavera capitalina.
Sin embargo, mientras hablaba con mi polola a través de
Skype (no me canso de agradecerles) le conté sobre el tema y le dije que lo iba a hacer. Es una buena idea, pensé. Mucho más apropiada, segura y ordenada que escribir en un papel, al estilo diario de vida antiguo, no blog.
Probablemente, cuando la noticia sea una certeza y mi polola engendre dentro de su vientre a mi primer descendiente estaré tan chocho que, además de posteos como éste, le escriba también una carta hecha y derecha, en papel y con pluma.
Pues bien. Así no más, sin más preámbulos, aquí va la primera carta para mis hijos:
Querido Benito, Querida Pilar:El año 2005 está a punto de acabarse y tu mamá lleva recién un par de meses en España, estudiando un Máster en la
Universidad Complutense de Madrid. La distancia nos ha acercado más, ha afianzado todas nuestras certezas y de alguna manera también ha disipado las dudas o incertidumbres propias de la situación. Así como nos lo dijo una compañera, la distancia es aire, aire que apaga fuego chico y aviva fuego grande. ¿Lindo no?
Nos hubiera gustado haberte traído antes al mundo. Muchas veces lo conversamos con la mamá, pero nos pareció legítimo y válido haberlo hecho así. Somos algo metódicos y, especialmente en éste tipo de casos, cuando está en juego la vida de un tercero, tú hijo, tú hija; nos pareció mucho más decisivo analizar bien la situación y obrar de la mejor manera posible.
Así, la mamá partió a estuadiar a España con el fin de tener un trabajo tan bueno como el que ahora tiene. Mientras, yo traté de ordenar un poco mi vida, traté de estar siempre cerca de ella y, como siempre lo he hecho, la apoyé con todas mis fuerzas en su emprendimiento.
Si te preguntas por qué hablamos tanto de televisión, noticias y ésas cosas que a ti no te gustan tanto es porque ambos, la mamá y yo, somos periodistas. Nos conocimos en la
universidad y desde el segundo semestre de ése lejano primer año de estudios, hemos estado juntos, apoyándonos el uno al otro.
Lo que tanto la mamá como yo queremos dejarte en claro, hijo, hija; es que eres nuestra principal fuente de felicidad. Siempre estaremos a tu lado para apoyarte en todo lo que necesites y trataremos de ser la mejor guía para que desarrolles todas tus capacidades así como a nosotros nos lo permitieron nuestros padres, tus abuelos.
Básicamente se trataba de eso. Quería, particularmente yo, decírtelo de todas las maneras posibles y ésta era una de las que me estaba faltando. Por si a veces no he sido todo lo paciente que necesito contigo, no es que no haya querido ni mucho menos que mi cariño por ti haya desaparecido. No. Es sólo que de repente nuestra vida es demasiado rápida y no nos damos cuenta de lo que realmente nos hace bien. Nos hace bien estar todos juntos, la mamá, tú y yo, siempre jutnos, queriéndonos.
Un beso, un abrazo. Cuídate mucho y nunca olvides éstas palabras.