La verdad, se me había olvidado el aniversario del benemérito. Había olvidado que un día como hoy, hace noventa años ya, comenzó a engendrarse el protagonista de una de las páginas más nefastas de la historia criolla. Sí. Hace noventa años, Augusto José Ramón Pinochet Ugarte llegó al mundo.
Y claro, el hombre pasó por todo tipo de festejos. Pasó desde las celebraciones íntimas con sus familiares más directos hasta las apoteósicas fiestas en el Club de la Unión o en
Casapiedra, como sucediió el año 1995, a propósito de sus ochenta años vivito y coleando.
En ésa oportunidad era
in estar en la fiesta, así es que desde capitán a paje, todos, lo más granado de la élite chilensis, hizo hasta fila para aplaudir el soplido de las velas sobre la torta en una de las riberas más fastuosas del Mapocho.
Pero el hombre no sólo ha sabido de alegrías y vítores en un día como éste. El año
2001, cuando estaba detenido en Londres, la Cámara de los Lores no encontró mejor ocasión que su cumpleaños para negarle las razones humanitarias y así, dar luz verde al juicio de extradición solicitado por el juez español Baltazar Garzón.
En ése entonces, en el frío del otoño británico, Pinochet y los suyos no sufrieron ni la milésima parte de lo que hoy están sufriendo. Hoy, en los estertores del 2005, la imagen del para algunos segundo padre de la patria, está tan mancillada como basureada.
El juez Sergio Muñoz empezó lo que ahora está siguiendo Carlos Cerda y Víctor Montiglio vino a ser otro de los dolores de cabeza del general retirado. Así, no sólo se le achacan males como la diabetes y la demencia senil, sino, lo que es peor, males como el robo, la estafa, la apropiación indebida de bienes y, obvio, los delitos de lesa humanidad y una serie de violaciones a los Derechos Humanos forman parte del
dossier que contiene el llamado Caso Pinochet.
Detenido con arresto domiciliario, a los 90 años, Pinochet hoy se sintió más solo que nunca. Ya no estaban los oportunistas de siempre, los delfines que crió con tanto esfuerzo y dedicación en sus años de gobernante. Ni los Joaquín Lavín, ni los Jovino Novoa, ni los Pablo Longueira, ni las Evelyn Matthei llegaron hasta la mansión en La Dehesa a felicitarlo. Y eso que a la Juanita le quedan tan ricos los canapés.
Hoy, como en la peor de las pesadillas, Pinochet amaneció rodeado de sus peores fantasmas. Y no hablo de las miles de víctimas que cayeron bajo su régimen, sino que hablo de sus propios hechos, sus propias creaciones. Pero si ni entre sus propios hijos están de acuerdo en algo y las discrepancias han sido tan evidentes. De hecho, según han dicho quienes lo visitaron, el general expresó
sus deseos de morirHoy Pinochet quería encargar un servicio de banquetería, pero no pudo porque no hay plata y la que hay está congelada bajo orden judicial. Hoy Pinochet quiso dar una vuelta por su Iquique querido y no pudo porque está bajo arresto en su propia casa. Hoy Pinochet quiso salir al frontis de su casa, quiso sacudir un poco las manos en señal de agradecimiento para todas aquellas empingorotadas señoras que, hasta con mariachis, le cantaron el Cumpleaños Feliz pero tampoco pudo porque ni para ir al baño solo tiene fuerzas.
Mañana Pinochet querrá llamar al juez y aclarar sus dichos tras el
careo con Contreras. Mañana Pinochet sí se acordará de lo que hizo, de todo lo malo que hizo. Pero mañana, mañana Augusto, será tarde. Muy tarde para ti.
Feliz Cumpleaños -perdón por la ironía-.